Discurso de apertura de la Jefa de la Secretaría del CMCT de la OMS

Novena reunión de la Conferencia de las Partes (COP9) en el CMCT de la OMS

8 de noviembre de 2021

Presidente de la Novena Reunión de la Conferencia de las Partes en el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, Embajador Esmaeil Baghaei Hamaneh;

Distinguidos representantes de las Partes en el CMCT de la OMS;

Distinguidos representantes de los Estados que no son Partes en el CMCT de la OMS y otros observadores;

Damas y caballeros.

En nombre de la Secretaría del Convenio, les doy la bienvenida a esta novena reunión de la Conferencia de las Partes en el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco.

Es la primera vez que me dirijo a la Conferencia de las Partes y debo decirles que es un honor que se me confiara la responsabilidad de dirigir la Secretaría del Convenio.

En circunstancias normales, nos habríamos reunido hace un año, pero desgraciadamente el mundo se vio afectado por una crisis sin precedentes, la pandemia de COVID-19, que ha cambiado la vida tal como la conocíamos, y ha tenido un costo terrible, con la pérdida de millones de vidas.

En el umbral de nuestra primera reunión virtual de la Conferencia de las Partes, debo reconocer las circunstancias especiales a las que nos ha obligado la pandemia mundial. Nos hemos acostumbrado a trabajar a distancia y a reunirnos de manera virtual, como ocurre hoy, gracias a las comunicaciones digitales. Aunque lamento mucho que no estemos sentados juntos en la misma sala, espero que podamos sacar provecho del espíritu de nuestra fraternal iniciativa en común mientras trabajamos juntos a muchos kilómetros de distancia. Quizá sea esta la “nueva normalidad” para el trabajo, y esperamos que nuestro deseo colectivo de avanzar en la protección de la salud pública nos dé la flexibilidad necesaria para que la reunión sea un éxito.

Volviendo a la pandemia de COVID-19, esta llegó en un contexto de muchos otros problemas de salud a nivel mundial. De hecho, estamos viviendo una sindemia, con consecuencias catastróficas para los más vulnerables.

Durante este tiempo, la Organización Mundial de la Salud ha informado de que los fumadores tienen más probabilidades de sufrir un cuadro grave de COVID-19. Y se han documentado similares resultados negativos para las personas aquejadas por enfermedades no transmisibles, entre cuyos principales factores de riesgo se encuentran el consumo de tabaco y la exposición al humo ajeno.

No hay duda de que estarán al tanto de la atención mediática mundial centrada en otra COP: la COP26 sobre el cambio climático. Conviene recordar que existen importantes paralelismos entre la decisión de los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 1992 de adoptar la Convención Marco sobre el Cambio Climático —y los posteriores acuerdos mundiales— y la decisión de los Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud de adoptar el CMCT de la OMS en 2003.

Ambos tratados buscan proteger a las generaciones presentes y futuras. Sabemos que el tabaco daña el medio ambiente en todo su ciclo, desde el cultivo hasta los residuos posconsumo, y que contribuye a la deforestación, la desertificación, las emisiones de efecto invernadero y la contaminación por plásticos. Pero probablemente el punto más importante puesto de manifiesto en ambas conferencias es que tanto el cambio climático como la epidemia de tabaquismo son fenómenos provocados por el hombre y que se pueden evitar. El cambio climático es una cuestión compleja que requiere un conjunto de soluciones diversas, mientras que la epidemia de tabaquismo debería ser más fácil de resolver. 

De hecho, ya tenemos la solución para acabar con el innecesario número de muertes que provoca la epidemia de tabaquismo. Tenemos la herramienta adecuada para ello: el CMCT de la OMS, y tenemos a las personas que pueden aplicarlo: todos ustedes.

 

El 90% de la población mundial vive en países que son Partes en el Convenio. Pero, a pesar de ello, la aplicación de las importantes medidas que contiene el tratado no está tan avanzada como debería estarlo. La semana pasada presentamos el Informe de 2021 sobre los progresos mundiales en la aplicación del CMCT de la OMS, gracias a la información proporcionada por la mayoría de las Partes en el ciclo de presentación de informes de 2020. En él se observa un modesto progreso, pero vuelven a destacar la falta de recursos y la implacable interferencia de la industria tabacalera como los principales impedimentos para avanzar en las medidas de control del tabaco.

En la anterior COP, ustedes dieron el importante paso de adoptar la Estrategia mundial para acelerar el control del tabaco 2019-2025. Esa estrategia pretende avanzar en el desarrollo sostenible a través de la aplicación del Convenio. Además, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ha incluido la meta 3.a, en la que se exhorta a las Partes a fortalecer la aplicación del CMCT de la OMS como medio para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3.4, que insta a reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles de aquí a 2030. Así pues, resulta patente que el control del tabaco no es solo una cuestión de salud: es también una cuestión de desarrollo sostenible en su conjunto.

Hace tres años entró en vigor el Protocolo para la Eliminación del Comercio Ilícito de Productos de Tabaco. Cuenta con 63 Partes —que pronto serán 64—, un número todavía bajo comparado con las 182 Partes en el CMCT de la OMS. El Protocolo es fundamental para proteger los logros que hemos alcanzado, pues el comercio ilícito de tabaco socava muchas medidas del Convenio, especialmente las relacionadas con los impuestos, la herramienta independiente más poderosa para frenar el consumo de tabaco.

De hecho, el aumento de los impuestos sobre el tabaco no solo tiene un fuerte impacto en el consumo de tabaco, sino que puede proporcionar una fuente de ingresos muy necesaria en un momento en que los países comienzan a recuperarse de la pandemia. Y el control del tabaco en su conjunto debe ser parte esencial de las estrategias de “reconstruir para mejorar”, de forma que las poblaciones gocen de mejor salud y sean resilientes y puedan hacer frente a las crisis sanitarias actuales o futuras.

La industria tabacalera y todos los que trabajan para favorecer sus intereses no han cejado en su empeño, ni siquiera en estos tiempos difíciles. Muy al contrario, han vuelto a aprovechar la oportunidad para medrar y sembrar la confusión en medio de una crisis. En medio de una pandemia mundial y de todas las dificultades que ha acarreado, la industria tabacalera ha redoblado sus esfuerzos para ofrecer el apoyo de la mano de la llamada “responsabilidad social corporativa”, sabiendo que muchos gobiernos se encuentran en una situación desesperada al carecer de los recursos necesarios para ayudar a sus comunidades durante la pandemia.

Y, por supuesto, la industria continúa con sus intentos de cambiar de arriba abajo su imagen y presentarse como “La Solución”, con mayúsculas. La Solución a este problema que NOSOTROS, los expertos en salud pública y los activistas comprometidos, aún no hemos podido resolver, según el relato de la industria.

Este problema que ha sido creado y perpetuado... por ELLOS.

La industria tabacalera creó la epidemia de tabaquismo y sigue esforzándose por socavar nuestros avances en materia de salud pública en cada oportunidad que se le presenta.

Ahora, en su desesperación, la industria tabacalera presenta al CMCT de la OMS como no apto para su propósito. Sin embargo, curiosamente, la industria ve necesario seguir interfiriendo en la aplicación del Convenio, tal como informan las Partes. Y, además de su injerencia, la industria se esfuerza por fomentar la discordia entre nosotros, exagerando las diferencias que podamos tener en nuestros planteamientos y minimizando nuestros objetivos y éxitos comunes.

Pero me gustaría reiterar lo que dije en otro evento reciente: hay muchas más cosas que nos unen que las que nos separan. La industria tabacalera está desesperada por utilizar esta retórica de la división para debilitarnos y, cuando prestamos oídos a esa retórica, de hecho, somos más débiles. Permítanme concluir expresando mi gratitud por las largas horas que ha dedicado nuestro equipo de la Secretaría a la preparación de este evento virtual, por el apoyo prestado por la OMS, a nivel nacional, regional y mundial, tanto en cuestiones técnicas como operacionales. Agradezco toda la habilidad y la maestría técnica desplegadas para preparar esta conferencia virtual.

Gracias a todos por asistir y por su inquebrantable compromiso para proteger la salud pública y salvar vidas mediante la aplicación del CMCT de la OMS. Juntos, con la vista puesta en nuestro objetivo colectivo, somos más fuertes.

Les deseo a todos una fructífera COP9.